Viaje a la Luna

"Regente para unos, Símbolo para otros: No nos deja indiferentes su forma, su reflejo.. fascinación nos revela su contemplación y complace su temple solemne. Mientras exista un planeta, existirá su Luna" (Nota del autor).
     Día tras día, se suceden acontecimientos en nuestra galaxia que albergan esperanzas de que, algún día, la vida que existe en las fronteras que hoy día se conocen (la vida en nuestro planeta), esa existencia superior nos visite, de forma no solo constante por sus idas y venidas en platillos volantes, sino para poder interactuar con dicha especie.

    Pero.. ¿y si dicha especie llevara milenios interactuando con nosotros sin saberlo?. Hay descubrimientos en toda la historia de la humanidad que así lo demuestran. Leyendas, escritos, pinturas... todo se puede valorar como prueba de su existencia. Pero hay una en especial, que nos llama la atención por el mutismo creado alrededor de este asunto: La Luna.

    En nuestro sistema Solar, quien sabe respondernos si los satélites de los planetas algún día albergarán vida. O por el contrario si esa vida existió de "puntillas", es decir, que utilizaron nuestro satélite como "posada o albergue" antes de aterrizar en nuestro planeta Tierra o una simple parada en ruta. Y que los vestigios de dicha civilización fuesen eliminados, para después ser investigados. Los errores que se cometieron en el pasado para tener la supremacía del poder y del conocimiento de lo desconocido, pudieron costar caros para el presente y el futuro de la humanidad.


     Dos rivales, dos superpotencias pendientes de lograr la hazaña más recordada por toda la humanidad: viajar a la Luna. ¿Qué interés podía suscitar viajar a un satélite inerte, polvoriento, seis veces menos de gravedad que en la Tierra, sin aire, sin agua y en definitiva, sin vida?.. ¿gastar combustible y millones en el Apolo 11?, no señores, el fin justifica los medios. No solo era dejar fuera de juego a la segunda potencia mundial URSS, que también estaban preparando su viajecito lunar; lo importante de la misión, era llegar el primero para poder comprobar "in situ" los datos e imágenes que mostraba la sonda espacial que previamente se había enviado y que demostraba la teoría de vida inteligente fuera de nuestro planeta ( ver enlace: Ruinas en la Luna ). 

    Con lo que no contaban los tres encafandrados, que fueron enviados con lo puesto al espacio exterior, es que en el viaje de ida tendrían compañía. Y digo los tres enviados, porque las cabezas pensantes del I+D americano, sabían lo que se podían encontrar en el trayecto: discos luminosos. No señores, no era la recopilación de "Fiebre del Sábado Noche" lo que acompañó en el trayecto a Amstrong y compañía, ni hierbas aromáticas mezclados con incienso dentro del Apolo XI, los discos luminosos se encontraban a varios metros cerca de la nave y en ascendente con ellos, como si se les acompañara para que llegaran bien a su destino. Lástima que los que piensan en tierra no se dieran cuenta del verdadero significado de dicho trayecto: esclarecer la mente del "nublado" hacia el "despejado". A día de hoy, seguimos con nubes en el horizonte, que no dejan ver la claridad del inmenso océano. 

  En los años 70, los astronautas norteamericanos vieron y registraron con cámaras fotográficas “vestigios de construcciones humanoides de antigüedad remota” en la Luna, además de fotografiar algunos vestigios tecnológicos. Cuando el Apolo XI volvió a la tierra, los astronautas entregaron las fotos a Johnston que era el responsable de la conservación de las fotos de la NASA, pero los dirigentes de la NASA le ordenaron destruirlas, sin embargo, decidió conservarlas en secreto.



     Después de que la misión del Apolo XI encontrara estas ruinas en la luna, procedieron a su destrucción con materiales nucleares entre el año 69 al 72, para evitar que cualquier otro país las encontrara y revelara el secreto al mundo. “Nuestros astronautas observaron ruinas de ciudades lunares, pirámides transparentes, bóvedas y dios sabe qué más”, cuenta el ex asesor científico del Apolo 11, Richard Hoagland.

    Secreto encontrado que, según dicen, en un futuro decidirá el destino de toda la Humanidad.